La selava Fría Y Sagrada

El guerrero debe conocerlos
todos, por su vida, por amor a la vida.
Amarás el coraje, dice la ley del guerrero,
pero no la intrépida temeridad. Debe oír,
con corazón atento, cómo suenan en su
pecho las cuerdas del temor, cada una.
¿Y no es acaso, el amor también,
una fuerza tremenda y peligrosa?
Hiere más profundo que la lanza
deja más victimas en cada batalla, y
cuando surge con miedo también hiere
al que lo posee.

El guerrero araucano, en sus
largos años de preparación, no se
adiestra para la muerte: está
aprendiendo a vivir.

Sabe, por los MACHIS, que la
vida es el escenario donde se enfrentan
el Bien y el Mal, en una larga guerra que
dura ya casi una eternidad. Y que para
estar a un lado o al otro, el camino es
siempre el mismo: ser hombre, ser
guerrero; ser guerrero, ser hombre.