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lunes, enero 28, 2008

Mapuche


Bosques milenarios, que llegan hasta el cielo que traspasan las fronteras del séptimo escalón del rehue, desde el estado del espíritu con sus raíces en la tierra han podido ver las realidades diversas de su pueblo, arboles que no hablan pero sin embargo sientes y lloran cada cierto tiempo para mostrar su tristeza, angustia de ver a su pueblo marginado, perciben que la manera en como ellos pisan hoy su amada tierra húmeda, no es la misma ya no la acarician, sino la pisan fuerte asiéndole llagas a su Mapu, para ver si de esta manera sus huellas no se borran, o no se las borran.
Encontrándose sobre la montaña gritando su cántico furioso y sordo para “los otros” los que no lo conocen, tejiendo su verdad con hilos vegetales que se desasen mientras lo están hilando. Realidades silenciosas, escondidas, difusas, prácticamente inventadas por aquellos que la ven de afuera, o que simplemente no la ven.
Es un pueblo que dialoga con un alfabeto mágico e incomprendido, dotado de miradas, manos, verdad, resistencia y corazón